Hipotermia, límite 35º C.
Uno de los riesgos que corremos cuando salimos a la montaña en los días más fríos del invierno, si no vamos equipados de forma adecuada, es el de sufrir hipotermia. Conocer sus síntomas y efectos es básico para no poner en riesgo nuestra preciada salud. Según describe José Luis Pérez Arellano en su “Manual de Patología General”, se considera hipotermia cuando la temperatura corporal del núcleo desciende por debajo de los 35º C. Esa pérdida de calor puede ser por radiación (frío seco), conducción (inmersión en agua fría) o convección (por aire).
José Luis Pérez Arellano distingue tres fases en la hipotermia:
1.- Fase de lucha. Se corresponde con la puesta en marcha de los mecanismos reguladores: la vasoconstricción cutánea (que evita la pérdida de calor) y el incremento de producción de calor por los tejidos muscular y hepático.
Los síntomas son: sensación de frío, palidez, escalofríos, taquicardia, taquipnea (aumento de la frecuencia respiratoria por encima de los valores normales) y aumento de la presión arterial.
2.- Fase de depresión. El frío intenso deprime todos los sistemas orgánicos:
– Cardiovasculares: arritmias y en los casos más graves, parada cardíaca.
– Respiratorios: puede desencadenarse una parada respiratoria.
– Neurológicas: confusión, amnesia, apatía, alteraciones de la conciencia, disatria (dificultad para articular sonidos y palabras causada por una parálisis de los centros nerviosos que rigen los órganos fonatorios) y cuando la temperatura es inferior a los 30º C, el individuo entra en coma.
– Musculares y articulares: tras la primera fase de escalofríos se produce rigidez muscular y disminuye la flexibilidad de las articulaciones.
– Renales: insuficiencia renal.
– Aparato digestivo: úlceras de estrés y pancreatitis aguda (inflamación aguda del páncreas y del tejido alrededor de este).
– Metabolismo: al principio se padece hiperglucemia y posteriormente, por el consumo muscular de glucosa y el descenso de los niveles de glucógeno, hipoglucemia.
3.- Fase poiquilotérmica. En este período la persona está inconsciente, pierde calor como si fuese un objeto inanimado y fallece por asistolia (insuficiencia de las contracciones del corazón) o fibrilación muscular.
Siempre es responsabilidad nuestra vestirnos y calzarnos de forma precisa para afrontar cualquier cambio meteorológico que, en pocas horas, pueda producirse en la alta montaña. En caso de necesidad, los servicios de emergencia están ahí para asistirnos. Ahora bien, la primera norma que debemos cumplir es la de elegir excursiones que sean acordes a nuestras capacidades físicas y psíquicas. De esa manera, no ponemos en riesgo nuestra vida ni la de las personas que acuden a socorrernos.
